lunes, 16 de junio de 2014

. LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS EN EL PROCESO DE ENSEÑANZA-APRENDIZAJE.

Ni la escuela, ni la universidad, se han caracterizado por ser pioneras en la introducción de nuevos
recursos para el aprendizaje. Tampoco el sistema educativo ha propiciado un ambiente en el que la
tecnología tenga un papel relevante para las tareas que allí se realizan. Es más sus practicantes,
tradicionalmente y salvo honrosas excepciones, se han mostrado bastante reacios a incorporar
novedades en su estilo de hacer las cosas.

Sin embargo, a muchos de nosotros nos toca enseñar y a "todos aprender" en la llamada Sociedad de
la Información donde los cambios se producen tan rápidamente que los centros de formación inicial
no pueden dar respuesta a las necesidades presentes y futuras. Se crean mecanismos para que exista
una formación continuada, flexible y a distancia que alcance a todas aquellas  personas que van a
necesitar nuevos conocimientos, habilidades y destrezas. Aunque las nuevas tecnologías ya tienen un
papel preponderante, no sólo como contenido de la misma, sino como medio para hacer llegar dicha
instrucción a sus destinatarios.

"Aprender a aprender" supone estar siempre dispuestos a recoger la información necesaria para
elaborar un conocimiento aplicable a la problemática concreta y real. Los recursos que son capaces
de facilitarnos ese aprendizaje son, a veces, bastante sencillos (transparencias, diapositivas, mapas,
vídeos, cassettes...) y actúan como vicarios de la realidad de estudio a la que nos resulta imposible
acceder. Por ejemplo cuando se habla sobre un río, accidente geográfico, catedral o pirámides de
Egipto, etc., es difícil que hayamos estado allí o exista programada una actividad o viaje a esa zona;
por ello el profesor o profesora, debe entonces establecer relaciones indirectas, ahí es donde las
nuevas tecnologías pueden servir de mediadores entre el alumno y los contenidos curriculares.

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